miércoles, 13 de noviembre de 2013
LOS CELOS EN LA RELACION DE PAREJA
Hay algo en el ser hombres y mujeres que nos impele a establecer relaciones de pareja y nuestra experiencia dentro de la
sociedad y la familia casi siempre nos la refuerza.
A través de nuestros padres y los adultos cercanos que tuvimos durante nuestro proceso decrecimiento, recibimos modelos para actuar, sentir, pensar y fuimos construyendo el cómo somos hoy como personas y como pareja.
En muchos casos, hemos heredado esas formas sin cuestionarlas y las hemos asumido como propias, sin caer en la cuenta que son guiones familiares que recogimos en el camino.
Más allá de las herencias, las relaciones de pareja que vamos estableciendo, son nuestro propio ensayo, nuestra propia influencia y es nuestra propia consciencia quien determina el cómo nos comportamos.
Si no fuera así, seríamos simples clones de nuestros padres y como
bien sabes, a pesar del gran parecido que podamos tener, no lo somos.
¡Nosotros podemos reescribir nuestra propia historia!
Así como se reproducen conductas por imitación, también tendemos a crear comportamientos contrarios a los que hemos visto en nuestras familias y que ha generado malestar y dificultades en nuestra vida.
Por lo tanto, la correlación entre lo visto o experimentado en la
infancia y el comportamiento como adulto, no es directa.
Afortunadamente somos más complejos que la simple herencia familiar que recibimos.
Para entender el por qué de nuestros celos, un buen camino
puede ser revisar si estamos repitiendo algún patrón familiar y si éste comportamiento se ajusta a algo que queremos, o preferiríamos transformarlo o incluso desecharlo.
Una de las herencias que hemos recibido, no sólo de nuestras familias sino de la sociedad en que hayamos vivido, es el cómo expresamos y vivimos nuestras emociones.
Uno de los grandes best-sellers de la autoayuda de los últimos 20 años es precisamente el de la Inteligencia Emocional de Daniel
Goleman.
Parte de su éxito radica en mostrarnos que gran parte de la humanidad, por lo menos la occidental, debe desarrollar este tipo de inteligencia.
Goleman no descubre nada que no se hubiera dicho ya, pero sí que lo coloca en un nuevo envase que permite a muchas personas acceder a ello.
Ya las psicologías humanistas y del desarrollo humano habían expresado hace más de 40 años que además de la razón, la
emoción era uno de nuestros grandes motores de decisión y que era tan importante organizar nuestras ideas como nuestras emociones.
Para detectar las herencias de cómo vivimos nuestros sentimientos, en especial el afecto, podemos remitirnos a la manifestaciones populares y allí encontraremos huellas de cómo nos sugerimos entre todos, la forma de vivir nuestras relaciones.
Las religiones y diversas creencias espirituales tienen a su vez su propia opinión, pero generalmente estos conceptos deben pelearse con nuestras herencias culturales.
La cultura es un elemento fundamental en la forma como vivimos los celos.
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